La piel es uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo ya que nos protege del medio que nos rodea y participa en algunos de los procesos vitales. Durante el verano nuestra piel está muy expuesta al sol, lo que nos proporciona beneficios como vitaminas, pero también puede dañarla y provocar problemas de salud. Por ello es imprescindible tomar ciertas medidas para protegernos de los rayos del sol.
Entre las medidas podemos encontrar el uso diario de crema solar que nos proteja de las quemaduras y nos hidrate la piel, pero también existen ciertos alimentos que nos ayudan a protegernos del sol:
Frutos rojos. Contienen grandes cantidades de vitamina C, un antioxidante que inhibe los daños de la exposición continua al sol. Además, ayudan a la formación de colágeno y elastina, así como aporta minerales esenciales y agua necesarios para la recuperación celular.- Chocolate amargo. Nos referimos al chocolate con más del 60% de cacao ya que contiene flavonoides, antioxidantes muy útiles para la recuperación celular tras las quemaduras.
- Zanahorias. Debido a su alto contenido en beta-carotenos, un antioxidante que se sintetiza en vitamina A y que es esencial para fortalecer la dermis y reducir el impacto negativo del sol.
- Pescado Azul. Se trata de una fuente de ácidos grasos omega 3, un aceite saludable que aumenta la permeabilidad de las membranas promueve la desinflamación de los tejidos y reduce los efectos negativos de los rayos del sol. Además, gracias a su vitamina E acelera el proceso de reparación de la piel.
Verduras de hoja verde. La lechuga, las espinacas, acelgas, apio, brócoli…sirven como protectores contra los rayos UV y mejoran la actividad celular- Aceite de oliva. Es uno de los mejores alimentos para cuidar la piel frente a las quemaduras y el envejecimiento. Además, con su vitamina E y los polifenoles crean una barrera protectora contra los efectos negativos del sol.
- Manzanas. Es la fruta con mayor cantidad de polifenoles y contiene gran cantidad de agua para retener la hidratación de la piel. También regula el pH cutáneo y refuerza la actividad celular para una correcta reparación.
La crema solar es imprescindible en estos meses de verano, así como una correcta alimentación e hidratación.
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Las carnes deben conservarse en el frigorífico y es mejor guardarlas en piezas enteras o trozos grandes y envolverlas en papel encerado o de manteca para que su sabor siga siendo el mismo. SE trata de un producto muy fácil de congelar, solo es necesario que tengamos un congelador que nos permita ponerlo pro debajo de los 18°C.
Para guardar el pescado en la nevera debemos limpiarlo con agua fría y sal y secarlo bien con papel de cocina. Después envuélvelo en papel encerado o plástico y ponlo en una bolsa con cierre en la parte más fresca del frigorífico. Es preferible consumirlo entre 1 y 3 días después de comprarlo. Si has comprado varios tipos de pescado, es mejor que los guardes por separado para que los sabores no se mezclen.
Las frutas son alimentos más difíciles de conservar y cada una de ellas requiere de un procedimiento diferente. En general, si queréis conservar una pieza de fruta ya partida, lo mejor para que no se oscurezca la pulpa es rociarla con zumo de limón. Además, su conservación tiene que ser en recipientes abiertos o suelta porque de lo contrario no tendrá el oxígeno que necesita. Vamos a ver algunos tips para frutas concretas:
Verduras como los tomates o pimientos pueden escaldarse e introducirse en un bote herméticamente cerrado para que se conserven mucho más tiempo. Las verduras de hoja verde se pueden conservar bien en la nevera en el estante inferior, mientras que otras como las zanahorias, patatas o cebollas son suficiente con estar en espacios oscuros, frescos y ventilados. Recuerda nunca conservar en el mismo lugar patatas y cebollas. Es recomendable:
¿Sabías que…?
